Esa dama llamada Resaca

Veisalgia, aunque parezca un nombre ideado por Tolkien o George R.R. Martin, es el término «guay» que se utiliza en medicina para llamar a la Resaca, amante rencorosa que suele visitar toda casa de vecino, especialmente en estas fechas en las que bebemos tanto para celebrar como para olvidar.

Ya finalizando 2015, es decir, entre veisalgia y veisalgia, os hablo un poquito de ella. A pesar de toda su fama, no he visto mucho consenso a la hora de definirla y, mucho menos, a la hora de atajarla —que no sea no probando gota—.

NORUEGOS Y GRIEGOS

Veisalgia no suena a chino, sino a noruego y griego, o eso dicen los lingüistas. La palabra se trocea en:

Kveis (del noruego), palabra abstracta porque le otorgan distintos significados:

– Desasosiego tras la intemperancia y entrega a la sensualidad excesiva.
– Incomodidad posterior a la embriaguez.
– Intranquilidad después de una bacanal.

Resumiendo, sería esa sensación de arrepentimiento y «Nunca máis», por no decir Olé por el pueblo noruego que reúne tantas cosas en una palabra tan corta.

Álgos (άλγος del griego antiguo): dolor.
El sufijo -ia, que suele denotar cualidad o condición de.

Así que claro, si nos mezclan el noruego y el griego, pues obtenemos algo difícil de definir, dado que no todos reaccionamos igual.

No voy a explayarme sobre la vida y obra del alcohol en nuestro cuerpo —cuando Veisalgia me habla no me concentro—, pero os dejo un par de apuntes para contextualizar.

BOMBA TÓXICA

El hígado trabaja, entre otras cosas, como un artificiero o desactivador de bombas. Todo lo que ingerimos pasa por él para ir desactivando sustancias tóxicas como el alcohol (etanol).

Ya que el hígado no tiene herramientas (enzimas) que lo neutralice directamente, lo transforma primero en acetaldehído, quedaros con el nombre, es más tóxico que el propio alcohol; y tras una segunda vuelta lo retransforma en ácido acético, cosita no tóxica. Y todo va por la sangre, por tanto, por todo el cuerpo.

Resultado final:

92% de alcohol es tratado por el hígado.
3% se va por el retrete (literalmente).
5% es eliminado por los pulmones, de ahí que Tráfico prefiera hacerte soplar en vez de abrirte las entrañas para ver cuánto has bebido.
<1% sale en la piel a través del sudor (no comments).

Problema:

Las tripas absorben el alcohol con más rapidez que con la que trabaja el hígado. Si tienes el estómago lleno, la absorción es más lenta y por tanto damos más tiempo a nuestro artificiero para trabajar. De ahí que sea aconsejable no beber con el estómago vacío.

NO ESTABA MUERTO, ESTABA DE PARRANDA

Básicamente, estar borracho significa estar intoxicado y el proceso ya lo explicaron los griegos, concretamente Eubulo (hablaba de cráteras, no de copas, pero para el caso):

1. La una, de salud, la que apuran primero.
2. La segunda, de amor y placer.
3. La tercera de sueño, que al apurarla los invitados sabios regresan a casa.
4. La cuarta ya no es nuestra, sino de la Insolencia.
5. La quinta del griterío.
6. La sexta, de los bailes por la calle.
7. La séptima, de los ojos morados.
8. La octava, de los alguaciles.
9. La novena, de la cólera.
10. La décima de la locura, que también hace caer.

La resaca, por tanto, es tu cuerpo recuperándose de la intoxicación, cuyos síntomas más habituales son:

Sensación de malestar general

Dolor de cabeza

Falta de concentración y de memoria

La sensibilidad a la luz y el sonido

Boca seca, sed extrema, sequedad en los ojos

Otros síntomas:

Diarrea, pérdida de apetito, temblores, náuseas, fatiga, aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, ansiedad, dificultad para dormir…

Por último, no os doy remedios contra la resaca porque no es cuestión de curarla, sino de recuperarse; si acaso, procurad no intoxicaros mucho.

¡FELIZ Y PRÓSPERO 2016!